Introducción
Ocasión de la carta
Contenido y disposición

Introducción

Ocasión de la carta

No tenemos datos precisos ni sobre el tiempo ni sobre los motivos de esta segunda carta a los tesalonicenses. El hecho, sin embargo, de que con el Apóstol se hallen Silas y Timoteo (2Ts 1, 1), igual que cuando escribió la primera, induce en seguida a pensar que no son muy distantes las fechas. Tanto más, que el estado de la iglesia de Tesalónica, que supone esta carta, es en todo semejante al de la primera, y el lenguaje de Pablo muy semejante también, con fórmulas literarias no pocas veces idénticas, sin duda porque seguían todavía frescas en su mente. De hecho, entre los autores es general la opinión de que esta segunda carta a los tesalonicenses está escrita desde Corinto, a muy poca distancia de la anterior. Quizá en los primeros meses del año 52.
En cuanto a la ocasión o motivos que indujeron al Apóstol a escribirla, aunque no haya datos precisos, puede deducirse con bastante seguridad de la lectura de la misma. Las relaciones comerciales entre Tesalónica y Corinto eran continuas, y Pablo debió de enterarse muy pronto del efecto que causó entre los tesalonicenses su primera carta. Todo hace suponer, en efecto, que quedaron tranquilos en lo referente a la suerte de sus familiares muertos, habiéndoles asegurado claramente el Apóstol que no se hallarían en condiciones de inferioridad en el día de la parusía; en cambio, por lo que se refiere al segundo aspecto de la crisis, o sea, el de la convicción de que la parusía sobrevendría en un plazo muy breve, parece que la primera carta, con sus afirmaciones generales de que vendrá de improviso, como el ladrón en la noche, debiendo estar siempre preparados, más bien acentuó el problema. Sobre todo, porque pronto aparecieron algunos más exaltados que hacían circular alarmantes noticias sobre el particular, apoyándose en propias revelaciones y en supuestas cartas de Pablo (cf. 2Ts 2, 2; 2Ts 3, 17).
Ni paró la cosa en el campo teórico, sino que rápidamente se extendió también en el de la práctica. Si, cuando la primera carta, los "fuera de orden," que no querían trabajar, estaban todavía en número restringido y Pablo alude a ellos sin hacer hincapié especial (cf. 1Ts 4, 11; 1Ts 5, 14), ahora, dada la manera de hablar del Apóstol (cf. 2Ts 3, 6-15), debía de haber aumentado considerablemente el número.
Ante este doble error, teórico y práctico, de fatales consecuencias para la vida de la comunidad, Pablo siente la necesidad de poner enseguida remedio, y con el primer correo envía a los tesalonicenses esta nueva carta.

Contenido y disposición

Más aún que en la primera, el contenido o tema de esta segunda carta a los tesalonicenses es casi exclusivamente escatológico. Después de la parte introductoria, haciendo el elogio de los tesalonicenses y aludiendo a la retribución que les espera (2Ts 1, 1-12), el Apóstol trata de precisar su pensamiento en lo relativo a la proximidad de la parusía, sin retirar en nada sus afirmaciones anteriores sobre la incertidumbre de esa fecha, pero añadiendo, en consonancia con lo que ya había anunciado Jesucristo, que habrán de preceder ciertas señales (2Ts 2, 1-17), y como esas señales todavía no han llegado, síguese que la parusía no es aún inminente, ni hay motivo para ese proceder de los que, demasiado exaltados por el futuro acontecimiento, no querían trabajar (2Ts 3, 1-18).
A continuación damos el esquema de la carta:
Introducción (2Ts 1, 1-12).
Saludo (2Ts 1, 1-2) y acción de gracias (2Ts 1, 3-12).
I. La parusía o segunda venida de Jesucristo (2Ts 2, 1-17).
a) La parusía y sus signos precursores (2Ts 2, 1-12).
b) Constancia en la fe (2Ts 2, 13-17).
II. Exhortaciones morales (2Ts 3, 1-15).
a) Demanda de oraciones y confianza en los tesalonicenses (2Ts 3, 1-5).
b) Cuidado con los que no quieren trabajar (2Ts 3, 6-15).
Epílogo (2Ts 3, 16-18).
Saludos (2Ts 3, 16-17) y bendición final (2Ts 3, 18).